Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Realidad.


Las agujas del reloj se han parado, de repente, sin avisarte… sin darte tiempo a rebobinar, a analizar que hiciste mal ni a llorar.

Todo parecía haberse arreglado, aunque solo fuese por unos instantes, todo parecía ir acorde, aunque solo fuese una mentira o una escapatoria de tu  pérfida mente para huir una vez más de la realidad.

Ves las gotas caer y te preguntas si no seremos nosotros como  ellas, que caen y caen sin darse cuenta, sin percatarse de su final hasta que se estrellan. Ya sea contra el sucio asfalto o contra la existencia. Tampoco hay tanta diferencia.

Refugiados en nuestro entorno, creyéndonos invencibles entre las paredes que no otorgan seguridad y las personas que nos apoyan y quieren.

A veces somos tan ilusos que nos merecemos lo que nos pasa. ¿Cómo confías en esa sonrisa ajena a tus Demonios que cree conocerte más no tiene ni idea? ¿Cómo sonríes dando a entender qué todo va bien, qué eres único y especial… y sin embargo te quejas de la hipocresía de aquellos que te rodean?

Dejémonos de tonterías y seamos sinceros, digamos lo que sentimos, lloremos cuando lo necesitemos, gritemos cuando no podamos más.

La sociedad ha creado una generación de jóvenes oscuros, rotos, traumatizados, con problemas…. Y no se hace cargo de ellos. Quiere que salgamos de nuestro hogar con una sonrisa puesta y siguiendo unos acordes. No quiere curarnos ni protegernos, entonces, ¿por qué he de preocuparme por lo que ella piensa de mí? Si no me quiere que no espere que yo lo haga, ni que me someta. Yo soy quien manda, yo soy quien decide. No ella.


Es hora de dejar la máscara en casa para plantarle cara a la realidad. Y convertirla de una vez por todas en Mi Realidad.  Sobre la que yo decida y construya mi futuro.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Escribir en tiempo difíciles.



Escribir nunca ha sido una tarea sencilla, ni siquiera es un verbo muy aclamado entre los jóvenes, pues puede conllevar a confusiones ortográficas que pueden costarte algún que otro disgusto. Sin embargo, cuando eres capaz de ver más allá de esas ocho letras, de esas tres sílabas… Tu mundo cambia.

Vivimos en un mundo lleno de prisas, lleno de angustia e incertidumbre. Un mundo en el que siquiera puedes parar un segundo para reflexionar el rumbo que está tomando tu vida, si lo que estás haciendo es realmente lo que tu corazón te dicta o simplemente obedeces los patrones marcados por la sociedad. No hay tiempo.

Tempus irreparabile fugit.

Y es ahora más nunca que debemos escribir, por nosotros, por ellos, por todos los que han perdido las esperanzas, por todos aquellos que no ven la luz al final del camino. Por todos los que se despiertan con los ojos húmedos. Ellos son los verdaderos protagonistas de estos tiempos difíciles. Porque son muchos y al mismo tiempo pocos. Porque aunque apartemos nuestras miradas y no queramos verlos, siguen ahí, no desaparecen, al igual que no lo hacen las palabras.

Son tiempos complicados, tiempos en los que nadie está a salvo, como una guerra, más, ¿No es eso lo qué está pasando? ¿No nos atacamos los unos a los otros, cuando se supone que todos somos hermanos? ¿No nos dejamos morir de hambre? ¿No permitimos que nos arrebaten nuestro hogar?

 No se necesitan armas para dar lugar a guerras, tampoco tanques ni gases tóxicos. Solo se necesita muerte, hambre y pobreza.

Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren. (Jean Paul Sastre)

¿Qué hacer cuando ves tu mundo derrumbarse? ¿Cuándo oyes a tus padres llorar mientras creen que duermes? ¿Cómo explicarle a tu hermano qué sus sueños al igual que los tuyos nunca se harán realidad, porque sin dinero no eres nada?

No permitir que tus temores te dominen y te paralicen. No permitir que las lágrimas resbalen por tus mejillas, porque ellos creen que no te das cuenta, pues eres joven, una adolescente, nada más, con sueños materiales y fantasiosos.

Pero una vez más se equivocan. ¿Piensan que no me doy cuenta de cómo bajan la mirada cada vez que habló sobre cursos en el extranjero, sobre la universidad…?
Pero hago que no soy consciente de ello. Así ellos son felices, al menos todo lo que se puede durante estos tiempos difíciles. Mientras que yo… escribo.

Porque escribir me da alas, me transporta a un lugar más allá de lo inimaginable. Donde llorar sea sinónimo de felicidad. Un lugar en el que los sueños no sean meros “imposibles” y se conviertan en “desafíos” en los que cada uno da lo mejor de sí mismo.

Porque escribir puede convertirse en el aislamiento perfecto de la realidad, y para que engañarme recurro constantemente a él, más de lo que me gustaría admitir. No obstante, esa no es su misión. Por mucho que nos guste ocultarnos tras nuestra máscara de hielo, esa no es la solución.

Debemos luchar, no con las armas, no usando la violencia. Usemos las palabras, hagámoslas “puntiagudas”, “hirientes”, “inmortales” pero también “esperanzadoras”, “entusiastas”, “iluminadoras”.
Pues las grandes victorias que hoy recordamos con orgullo y admiración fueron el resultado de pequeños triunfos que pasaron desapercibidos.

No somos los primeros en utilizarlas, pero a ellas no les importa, saben que luchamos por el bien, por la justicia, por la libertad. Que son mensajeras de la paz.
Y sonríen, mientras nosotros lloramos, porque aunque sean tiempos difíciles, ellas saben que nunca podrán arrebatárnoslas, que siempre serán nuestras y nunca se marcharán de nuestro lado.

La escritura es la última forma de resistencia. El lenguaje no pueden quitárnoslo.

Aunque perdamos la esperanza, aunque no hallemos solución, ellas están ahí. Quietas y sigilosas, esperándonos. Deseando que las leamos, deseando que las tracemos, deseando surgir de nuestros labios.
 Las palabras. Precursoras de la evolución, líderes del conocimiento, voces alzadas de la revolución. Ellas son el futuro y el inicio de un mundo mejor, de un mundo correcto, un mundo que todos deseamos y pocos nos atrevemos a cambiarlo.

Porque estamos cansados de irnos a dormir y esperar que la suerte vuelva a sonreír, con los ojos abiertos esperando un milagro. Porque son demasiadas las mentiras y las lágrimas derramadas. Porque vivimos en una cultura de apariencia sin valores algunos, donde la democracia reside en meter un sobre en  una urna cada cuatro años, mientras que nuestros dirigentes amontonan gratificaciones.

Es un sistema agotado, pero el poder está en el pueblo y nosotros, solo nosotros, podemos cambiarlo, porque toda evolución surge  del malestar y de la incertidumbre.

Hay quienes pensarán que es una locura, pero la única diferencia entre la locura y la genialidad es el éxito, y si todos juntos unimos nuestras fuerzas, las sonrisas volverán a iluminar los rostros de aquellas personas que lo dieron todo por perdido.


Unamos nuestras manos a través de la insurrección. Pero, nunca olvidemos unir nuestros corazones a través de la palabra, pues sin ellas todo está perdido.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Vapor de agua.


Sale de la ducha y se anuda la toalla lo más rápidamente posible. Abre la ventana y permite que el vapor de agua se disipe con la entrada del frío aire nocturno. Varias gotas rebeldes de agua resbalan por su espalda, suspira, le cuesta pensar. Los ojos le pesan, están ennegrecidos, el rímel se había corrido y su rostro refleja angustia y dolor, ahora el maquillaje si le hace justicia.

Le duele la espalda, llevaba todo el día con la mochila a cuestas, repleta de libros sin sentido, libros sin finales felices, simplemente datos y sucesos. En cualquier instante se partirá en dos, en cualquier momento la Presión y la Ansiedad podrán con ella y la dejarán allí tirada, con una húmeda toalla tapando su cuerpo.

Siente las lágrimas correr, están calientes… quizás lo único vivo que queda en ella. Toma su ropa interior y se dispone a vestirse, lo hace con cautela, con delicadeza como si en cualquier instante algo fuese a romperse. Se deshace de la toalla y se observa frente al espejo…Miedo sobre sus mejillas. Dirige su mirada hacia la puerta, no quiere ver (se).

Suspira y toma su camisa ancha y algo deteriorada de Metallica “Kille’em all”  Ojalá fuese así de fácil. Ahora mucho mejor, tan amplia que oculta todas sus  “curvas” frente al espejo.

Sin embargo sigue sin sentirse segura, a gusto consigo misma, continúa temiendo las telas y costuras de la Sociedad, que se rasguen y no la permitan ocultarse.

Abre el cajón y saca el cepillo, lo mueve una y otra vez sobre su cabello atusándolo, arreglándolo.

La máscara ya está pulida, preparada para continuar el Juego de la Vida y traspasar la puerta.

Quita el cerrojo y pone una sonrisa… la sonrisa.


Esto solo acaba de empezar.

martes, 24 de septiembre de 2013

Necesidad.


Me revuelvo por dentro, arcadas y mareos, dolor de cabeza y de nuevo esa sensación de volver a hacerlo. Después de cada comida… subir las escaleras, cerrar la puerta del baño, echar el pestillo y dejarme llevar. 

No levantar sospechas, con cautela limpiar el cepillo de dientes como si fuese atacarme en cualquier instante.
La garganta reseca sobre la taza del inodoro y los gemidos incontrolados,  la presión te puede chica. Esa sensación indescriptible cuando sientes el vacío en ti, cuando tu alma se escapa por tu boca y caes sobre las frías baldosas recuperando el aliento.

No lo echo de menos pero a veces siento la imperiosa necesidad de volver a sentir ese tipo de vacío (como si fuese menos doloroso del que siento ahora) y continuar concluyendo que la vida es una mierda y a nadie le importas nada.

Y las veo tan esbeltas en sus pitillos, con todos los ojos sobre ellas y…duele. Saber que jamás seré así, que no formaré parte del canon de belleza de esta hipócrita sociedad como no lo he hecho nunca, en nada. Esta no es mi sociedad, mi vida… mi realidad.

El agobio y la ansiedad me colapsan nada más traspasar las puertas del Infierno, saber que nunca seré suficiente, que sus miradas te analicen… te hace cuestionarte si realmente lo estás haciendo bien o si solo estás sobreviviendo como puedes día a día. Si quizás el pasado era la realidad a la que pertenecías pero te has ofuscado en no seguir en ella.

Equivocándote, sin remedio ni vuelta atrás.



domingo, 22 de septiembre de 2013

Equilibrio.


Saber que alguien te quiere, te ama… tal y como eres tras las murallas de tu habitación produce una sensación tan agradable y reconfortante.

Un ente vagando por el mundo adora tu cabello enmarañado recién levantada, tus ojeras marcadas y tus sonrisas ladeadas cuando algo no va bien.

Él está ahí, observándote… preparado para cuando caigas. Te observa desde la distancia, una distancia prudente pero certera como para divisar tu sonrisa mientras te deshaces del abrigo y lo  lanzas sobre tu mochila, tus mejillas sonrojadas por el desolador frío del invierno y tus ojos llenos de vida que le buscan entre la multitud.

Aun puedes cerrar los ojos y sentir sus labios sobre los tuyos, aun puedes percibir su aroma entre las hebras de tu cabello despeinado. Pero… ¿por qué conformarte con míseros recuerdos si tan solo está a unos metros de ti?

Estáis conociéndoos, aprendiendo el uno del otro… sabéis algunos de vuestros sueños y secretos, jamás llegareis a conoceros del todo, pero eso, a ti al menos, no te preocupa. Jamás has llegado a conocerte a ti misma por completo, él no será la excepción. Sin embargo, aunque nunca os conoceréis completamente os seguís apreciando, queriendo… amando.

Vuestros ojos siguen colapsando como el primer día, con su brillo característico, seguís buscándoos, las sonrisas siguen delatándoos.

Es hermoso como el primer amor te cambia la vida, al menos su percepción. Todo parece menos horrible, menos injusto… algo brilla entre tanta Oscuridad.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Extremadura.


Quizás no debería estar escribiéndote, porque al fin de al cabo, comience lo que comience mi mente siempre acaba divagando hacia ti. Quizá por eso debería estar bajando estas empinadas escaleras que tanto miedo me dan y empezar a leer mi nuevo libro, ese que me espera ansioso en el pequeño salón.

Una no aprecia lo que tiene hasta que se lo arrebatan, esto es una de las mayores verdades jamás dichas. Extremadura nunca ha sido santo de mi devoción, no por ella, sino por mi familia. Venir hasta aquí implica riñas, calor, suciedad, hambre, ignorancia… una tortura para mí.

Me encantaría poder disfrutar de estos bellos parajes en soledad, sin prisas… Caminando, perdida entre árboles cuyos nombres desconozco por completo y que por mucho que intente reconocerlos, acapararlos en mi memoria… soy incapaz. Alejarme del gentío y escribir oculta entre las ramas secas del  ajado verano extremeño. O disfrutar junto a ti, entre esos árboles que no me importan nada y que a ti tanto te gustan. Tú estarías encantado y yo estaría rebosante de alegría viéndote sonreír.

Sin embargo aquí estoy, sola, en medio de la nada esperando que el tiempo pase para volver a casa.
Carpe diem, disfruta el momento… ¿qué momento? ¿Mis noches de indefinido insomnio al son de las campanadas de la Iglesia?, ¿las horas muertas en la piscina rebosante de avispas o quizás las muertas en el bar tomando alcohol?

Debería fluir como  el río que está frente  mí y no querer controlarlo todo, en todo momento. Tomármelo con tranquilidad.

El paisaje es hermoso, los montes encierran pueblos repletos de cultura y sabiduría, escondidos a su vez entre árboles que conforman la densa vegetación típica del lugar. Los animales llenan el ambiente, con sus mugidos, cacareos… y demás.

Extremadura es tierra de cultura y naturaleza. Tierra de romanos, todavía viva en Emerita Augusta. Tierra de sarracenos, cambiando la historia en Cora. Tierra de miles de pueblos, que han disfrutado de su increíble y sencilla belleza, natural e inocente. Eso es Extremadura.

Una tierra digna de visitar, pero no hoy, ni tampoco mañana. Quizá en otra vida volvamos a reencontrarnos querida Extremadura.
                                          Quizás en otra vida.



viernes, 20 de septiembre de 2013

Éxtasis.


Escribo y vivo por amor, más ni siquiera sé deletrearlo. Es su aroma tan dulce y embriagador que anula mis sentidos, son sus susurros tan tiernos que ya no sangro ni padezco. Las palabras parecen fluir con armonía, rima y ritmo. Pero no os confundáis yo no soy poetisa, ni pretendo serlo (demasiado Tristeza en sus venas) solo escribo a la Soledad y al Silencio para que vean que no me han vencido.

Suspiros entrecortados, fuego ardiendo, corriendo por mis venas… necesitado de tus besos y caricias para ser sofocado. Latidos impertinentes  e inmutables me llenan cuando tú no estás.

Delineo mis labios con hielo, ni siquiera así el éxtasis me abandona… son exquisitos y saben que los estoy engañando, que no son tus labios.  Empero tendrán que conformarse.

Un hormigueo recorre mi vientre, exhalo profundamente todo el aire que llevo un rato aguantando… esa tortuosa vibración va a acabar conmigo. Necesito refrescarme.

Mis ojos brillan, la pasión se ha apoderado de ellos. Esmeraldas ardiendo en ascuas  resquebrajando la armadura de hielo que recubre mi corazón. 

Éxtasis.

Boca húmeda mordida, deleitándose con palabras en busca de tu compañía.

Siénteme, deléitate con las vistas, mira a través de mis orbes y dime si no ves lo que quiero, búscame entre tus sábanas y aspira mi perfume. Soy tuya… y tú eres mío.

Juega conmigo, tómame… haz que nuestros alientos choquen. Elévame como el ángel que soy  y seré eterna.


Pasión y desenfreno.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Equilibrio.


Saber que alguien te quiere, te ama… tal y como eres tras las murallas de tu habitación produce una sensación tan agradable y reconfortante.

Un ente vagando por el mundo adora tu cabello enmarañado recién levantada, tus ojeras marcadas y tus sonrisas ladeadas cuando algo no va bien.

Él está ahí, observándote… preparado para cuando caigas. Te observa desde la distancia, una distancia prudente pero certera como para divisar tu sonrisa mientras te deshaces del abrigo y lo  lanzas sobre tu mochila, tus mejillas sonrojadas por el desolador frío del invierno y tus ojos llenos de vida que le buscan entre la multitud.

Aun puedes cerrar los ojos y sentir sus labios sobre los tuyos, aun puedes percibir su aroma entre las hebras de tu cabello despeinado. Pero… ¿por qué conformarte con míseros recuerdos si tan solo está a unos metros de ti?

Estáis conociéndoos, aprendiendo el uno del otro… sabéis algunos de vuestros sueños y secretos, jamás llegareis a conoceros del todo, pero eso, a ti al menos, no te preocupa. Jamás has llegado a conocerte a ti misma por completo, él no será la excepción. Sin embargo, aunque nunca os conoceréis completamente os seguís apreciando, queriendo… amando.

Vuestros ojos siguen colapsando como el primer día, con su brillo característico, seguís buscándoos, las sonrisas siguen delatándoos.

Es hermoso como el primer amor te cambia la vida, al menos su percepción. Todo parece menos horrible, menos injusto… algo brilla entre tanta oscuridad.

Aunque, llamadme pesimista, realista… o jode-sueños, ¡qué más da! Hay que tener cuidado; el amor es efímero, volátil, ágil como el volateo de una pluma en plena tormenta. Cuesta tanto conseguirlo y es tan sencillo perderlo con una acción, con unas míseras palabras… rompemos corazones y destruimos esperanzas.


Debemos mantener los pies en el suelo, debemos mantener el equilibrio en nuestra vida, entre lo conocido y lo recién llegado. 

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Máscara.


La verdad jamás me había dolido tanto, no era yo, sino ella. Ella era la musa que le quitaba el sueño, a la que sonreía por las mañanas. ¡Ingenua de mí! ¿Pensabas que alguien iba a quererte? Ella con sus alas puras y cristalinas, delicada como el rocío al alba. Frágil y salvaje.

 El dolor me ahoga, las palabras de amor se derriten en mi paladar, pero su rostro sigue ahí, claro y conciso.
Me duele haber perdido el tiempo, haberme hecho sueños e ilusiones, haber pensado que tal vez estaría ante el inicio de un nuevo comienzo, pero otra vez me equivoco y vuelve a caer, otra vez.

Quiero llorar, quitarme todo el pesar que me invade, pero las lágrimas de frustración no llegan. Lágrimas de desamor que me prometí no saborear y sin ni siquiera haberlo podido intentar… ya asoman por mis ojos. ¿Irónico no?

Pero no es el que la elija a ella, sino la inseguridad que ello trae consigo. ¿Acaso es imposible fijarse en mí? Por supuesto que lo es, que pregunta tan estúpida. Ella es bella, grácil y esbelta como una pluma, risueña con una sonrisa sobre los labios, femenina, delicada. Y tú tan…tan.

Esta experiencia solo ha servido para darme cuenta de que no debo abandonar la máscara, poco a poco iba desprendiéndome de ella, con delicadeza intentando no asustar a los de mi alrededor ni acobardarme en el último momento. Pero no ha servido de nada, todos decían que me abriese, que me dejase ir. ¿Para qué? ¿Para esto? Jamás.

Volvamos a la máscara, volvamos a ser fría, distante, callada y recelosa. Sonrío cuando haga  falta, lo suficiente para que nadie quiera hurgar dentro. Nadie va a quererme jamás, para que engañarme, entonces es mejor poner de nuevo la máscara, volver a ser su prisionera, quizás ese sea mi lugar y lo que la vida me depara no es un camino que recorrer, sino una prisión en la que recrear mi alma y mis ilusiones. Una cárcel para mi esencia porque mi corazón está lejos, muy lejos de mí. Y espero no volver a verlo.

martes, 17 de septiembre de 2013

Sobrevivir.


El sol ya está ocultándose y me regala sus últimos rayos, a mí, solo a mí, su resplandor me ciega cuando intento observar más allá de las rejas de mi ventana, me siento como un bello fénix encerrado en una jaula que ni siquiera es suya, que no le pertenece, que no es de aquí…

Inundada por la vainilla, con una camiseta ancha de GNR hasta un poco más de los muslos salto sobre mi cama y le doy al play.

Las lágrimas vuelven a querer irse de mis ojos, a convertir su selva en hermosas esmeraldas teñidas de dolor y sufrimiento.

Esas miradas recriminándome existir, analizándome y observando como mi sonrisa se desvanece poco a poco. El tiempo se detiene y el frío me invade por completo, me siento débil, tengo miedo. Mucho miedo.
No quiero estar aquí, adentrándome en una pesadilla pero que esta vez es muy real y puedo sentirla bajo mi piel, apunto de devorarme.

Con los complejos y las inseguridades envolviéndome no respiro bien, el aire es pesado, mis labios están agrietados y el peso me pesa más de lo habitual. Solo debo ser fuerte, aguantar, sonreír… todo irá bien ¿no?

Se acerca el invierno y con él mis miedos, la Oscuridad natural, las manos frías y el corazón helado. Todo se romperá, para siempre.

¿Qué hago si el miedo se apodera de mí?


                                    Sobrevivir. 

lunes, 16 de septiembre de 2013

Espera.


Es doloroso observar como el mundo se cae a pedazos sin que tú puedas evitarlo. Acordes de piano de fondo acompañan el teclear de mis dedos… Las lágrimas quieren deslizarse, quieren rellenar el silencio acumulado. Pero no son capaces, no destilan felicidad, ni esperanza.

Se acabó… el tiempo se ha parado. Estoy luchando contra la Nada, contra un futuro incierto, que no sé qué nos deparará. Y tengo miedo a arriesgar lo poco que me queda y a perder. Ahora todo es tan perfecto, tan hermoso… y sé  que se irá. Y me dejará aquí sola, sin nada a lo que aferrarme, sin nada por lo que luchar.

Estoy cansada de sonreír y actuar, de ser fuerte y dar ánimos y esperanzas a los demás cuando yo estoy desquebrajada por dentro. De luchar por mí y los que amo. Con los ojos ardiéndome y la garganta seca subo el volumen de la música como si así pudiese alejarme de la realidad y mi habitación me condujese a un salvoconducto hacia la libertad de mi alma.

Pero no es así, sigo aquí, con las piernas sobre mi silla, un flexo iluminando directamente mi rostro y un silencio adornando las paredes azules. Quieta, mirando fijamente al frente con la mente dispersa, en otro lugar, muy lejos de aquí, de estas cuatro paredes. Volando.

Hacia la tierra prometida, aquella en la que el tiempo se ha parado, donde soy feliz… para siempre. Hermosa, delicada, elegante, rodeada de cultura y sensaciones únicas. Disfrutando de los pequeños momentos y los míseros detalles, del olor a café por la mañana mientras me enredo entre las sábanas buscando unos minutos más de sueño. De la textura de tus labios sobre los míos mientras me deseas un buen día. De sus delicados brazos rodeándome y su inconfundible aroma a coco entre sus rizos. De su hermoso vestido rojo cedido generación a generación que parece hecho a mi medida. Y esas botas militares algo grandes de cuando estuvo en el ejército. Todo es tan perfecto allí, entre libros, besos y risas.

Mi paraíso, lejos de mi alcance, que nunca podré alcanzar, que se aleja cada día más y más, porque todo un día se irá. Ella se irá, con un pedazo de mi corazón y mi sonrisa. Él me abandonará, llevándose mi alma y mi inocencia.


Y ellos… ellos seguirán pero sus miradas hacia mí no serán igual, no me querrán igual, les habré decepcionado. Y cuando ese día llegue yo ya no seré nadie, no tendré lugar en este mundo. La partida habrá terminado. Entonces tendrá cabida aquel trozo de cristal escondido en el baño, cerca de la bañera. Pero hasta entonces solo me queda esperar y suplicar porque ese día jamás llegue. 

domingo, 15 de septiembre de 2013

Gaviota.


Tratar de brillar entre la oscuridad, tratar de renacer entre las cenizas, navegar en el mar del olvido. Solo y en silencio sufro mi condena.

Larga y fosca tempestad amarga mis días de soledad. Retumban mis pensamientos con el trueno descontento. Canta mi penumbrosa alma junto a las quejosas gaviotas. Arrastradas mis lágrimas son junto a la juguetona ola.

Cuerpo y agua unidos. Almas y rocas corroídas, desgatadas. Olvidadas.

Sufro la condena con la mar revuelta. Vuelo hacia la libertad pero la tormenta aún acecha. Dolor impertinente y funesto oscureció mi interior. Encerrando a la pequeña gaviota que habitaba en mi interior.


 Ahora desde su jaula la pequeña llora y tras sus barrotes vislumbra su pasado e imagina su futuro.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Enamorada.


Toma la camisa del suelo con cuidado de no dejar caer la toalla que cubre su cuerpo húmedo, cierra los ojos y la acerca a su rostro, puede olerle. Su aroma ha viajado hasta sus fosas nasales y la ha invadido por completo.

Hace de ella un amasijo y la coloca sobre su pecho, no puede evitar dejar escapar un suspiro, ojalá estuviese allí junto a ella, ojalá no la hubiese dejado marchar y aun pudieran seguir tumbados sobre el césped, besando y riendo.

Finalmente lanza la camisa al cesto y se dispone a ponerse su ropa interior, le hubiera gustado volver a ponerse la camisa e irse a dormir con su fragancia masculina, pero no podía, ella no era así, no dependía de nadie. Además, no necesitaba un trozo de tela para recordarle, podía sentirle todavía en sus labios, su mirada, sus brazos protegiéndola…No necesitaba de la camisa.

Se miró al espejo, sus labios estaban hinchados, rojos y un poco cortados, todavía podía atisbarse el pintalabios corrido en su rostro, mordió su labio al recrearlo todo de nuevo en su mente. Esperaba que sus padres no se hubiesen percatado de ello, había subido las escaleras rápidamente y con gran agilidad había entrado al baño a relajarse.


Y ahora no podía dejar de pensar en él… estaba enamorada.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Sueños rotos.


Los años han transcurrido sin parar a descansar, sin pausa han seguido su camino. En ellos, nuevas esperanzas han resurgido entre las cenizas y nuevos sueños han visto la luz. Lágrimas de felicidad e ilusión se han derramado, sonrisas sinceras han adornado rostros antes desolados y solitarios.  
El tiempo cura más que el Sol.

Sin embargo con el tiempo observamos cómo hemos desperdiciado grandes oportunidades, cómo hemos echado a perder algunos de nuestros sueños, y que estos, nunca volverán.

¿Quién le devolverá a aquella niña su sueño de ser bailarina? ¿Quién devolverá su sonrisa mientras giraba al son de Tchaikovsky? Han pasado los años, y aquella niñita de ojos soñadores, grandes y brillantes es ahora una mujer, o al menos eso intenta. Con una taza de chocolate caliente entre sus manos, acurrucada junto a una manta sobre su silla frente al ordenador, escuchando a Débussy se pregunta si debió haber perseguido aquel sueño, si debió de haber seguido adelante y no haberse rendido, quizás tenía ese talento del que tanto alardeaba su profesora. Pero era tan pequeña… tan joven para saber si valdría la pena sacrificarse, si realmente estaba hecha para aquel mundo.

Arte, espectáculo, danza… Ballet.

Ahora se conformaba con oír la música de fondo que la incitaba a bailar y colocarse en primera posición, se conformaba con explicarle a los demás que ella colocaba así las piernas y los pies por culpa del ballet; era lo último que le quedaba de aquel majestuoso arte. Eran sus últimos resquicios.  Una época dorada, ahora en declive, sin sueños establecidos ni metas fijadas. Una mirada al pasado para poder observar que hizo mal y recuperar la esperanza.


Una última oportunidad para que no existan los sueños rotos.

jueves, 12 de septiembre de 2013

La Garena-Atocha.


El ochentero tren abandona los raíles de la vintage estación de Atocha, el traqueteo de miles de pies inquietos y el chirrido de las vías llena el silencio; el silencio de una estación que ha visto vida y muerte, luz y oscuridad…

Vida en pleno apogeo.

Entre la multitud que colapsa el tren de ida una muchacha llama mi atención, no es de una belleza excepcional, pero es hermosa. No lleva vestimentas ostentosas ni caras, unos vaqueros oscuros junto a un top negro y una camisa azul cielo cubren su cuerpo, entre sus delicadas manos lleva una mochila; de ella saca un cuaderno, cuadriculado con una cabeza dibujada a mano, se aprecian los huesos debajo de las cuencas oculares, el cerebro sombreado resalta en contraste con los pálidos músculos de los labios. Una obra de arte.

Quizás estudie medicina o quizás sea una artista, de esas que se sientan en el parque a dibujar al primer transeúnte que alcance su vista.

¿Qué esconderá ese pálido rostro y esa mirada oscura? ¿Cuáles serán sus secretos y quiénes harán realidad sus sueños?

Me pregunto si yo también destilaré esa misma aura, si yo también brillo al pasar, si alguien me escribirá unas breves líneas…


Ella es especial.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lluvia.


Hoy llueve dentro y fuera de mi alma, es como si  la naturaleza hubiese decidido expresar de una vez por todas lo que siento.

Mi vida es como una tormenta de mayo. Alocados vientos la mueven, la zarandean sin importar lo que ella sienta, lo que yo sienta.

La luz intenta brillar, aparece y se va, al igual que el frío que la acompaña. Más a todos les parece que el sol brilla.

 A veces se queda y alumbra su alrededor permitiendo olvidar el dolor. Otras, las nubes cubren el cielo y me hunden. Arriba llueve, aquí también. Las pisadas en el barro se hunden al igual que yo lo hago acurrucada en mi colchón.

Relámpagos y sollozos. Armonía, naturaleza y belleza en equilibrio.

Hace frío en las calles, pero también lo hace en mi corazón. Quizás si ambos se uniesen acabaría con la condena que poso sobre mis hombros.

Más relámpagos, y es como si ella supiera que estoy a punto de echarme a llorar, de temblar… De asustarme y no volver, no volver jamás.
Y aunque las gotas resbalen por mi ventana, ellas saben que se marcharán por que el tiempo no se detiene y aunque ahora se acompase con mis latidos la naturaleza es más sabia y permitirá que la luz vuelva a iluminar el mundo.

Mientras que yo seguiré aquí esperando a que el cielo vuelva a teñirse de gris y me haga sentir especial. Esperaré despierta su llegada, esperaré sus palabras de aliento.

 La lluvia es mi aliada, los relámpagos guardianes de mi perdición. Todo encaja, todo fluye.

Somos chispas de rocío perdidas, nadando en una flor. Una flor que se marchita, poco a poco bordando nuestro camino hacia la destrucción.

martes, 10 de septiembre de 2013

Palabras.


Y una vez más me decepciono, la decepciono, los decepciono. Frustración y miedo, los temores y las lágrimas se aglomeran en mi pecho. Siento como ella se aleja, sé que quiere que la confíe mis miedos, quiere apoyarme… Confío en ella más que en mi misma, si alguna de las dos está destinada a brillar es ella. No temo que mis secretos sean revelados, pero no puedo contárselos. Ella tiene sus miedos, sus secretos… demasiado peso para esos hombros tan delicados que no necesitan que yo aumento su carga. Sonrío y ella sonríe, ninguna de ellas es verdadera sin embargo no hacen falta las palabras, nuestros ojos lo dicen todo; café y selva.

Las palabras fluyen sobre el papel y liberan poco a poco la presión que ahoga mi alma, más cuando estas son necesarias, cuando necesito que surjan con la misma fluidez y elegancia como hacen aquí, parecen quedarse atrapadas en el oscuro abismo de mi garganta.

Ella sabe jugar con ellas dentro y fuera del papel, a mí se me resisten, me torturan hasta hacerme perder la poca cordura que me queda.

¿Duelen más las lágrimas de desamor o de frustración? Palabras nunca pronunciadas, jamás escapadas de mis labios, seguirán formando nudos en mi garganta hasta silenciar mi voz.

Ojeras, nudos de garganta y lágrimas no derramadas. Palabras hechas a mi medida, consiguen hacerme sonreír aunque sea solo un poquito.

¿Dejaran mis miedos de existir algún día? Paranoias de juventud, ansiedades de lunáticas, temores de enamorada. Mis problemas son la nada. El mundo empeora, la gente muere, llora, no duerme; problemas sin solución, personas con gran corazón atormentadas en la oscuridad. Son personas como ella las que necesitan ser salvadas en la oscuridad.

¿He perdido su confianza? Se siente traicionada, infravalorizada. ¿Más cómo no hacerlo? ¿Cómo quitarle esa idea de la cabeza? No es ella, soy yo. ¡Qué confuso es todo! 

Palabras sin valor que se perderán en el cuaderno azul o que acabarán donde han acabado todos mis sueños, en el fondo de la papelera, en espera de ser rescatados. 
¿Vendrás a por ellos?


                                ¿Y a por mí?

lunes, 9 de septiembre de 2013

Silencio.


Encerrar tu alma en una jaula, tirar la llave al vacío y llorar sobre el precipicio, balanceándote al ritmo del viento, que tus lágrimas se confundan con la lluvia. Estar sola y desesperada, solo intentas encajar, pero eres la pieza defectuosa del puzzle.

Invisible ante los demás disfrutas sola del silencio, sientes como te encojes cada vez más y más hasta desaparecer. Tu mirada denota dolor y cansancio, ¿acaso no lo ven?
 Te hundes cada vez más y más, estás en un laberinto sin salida y tu corazón dejó de latir hace mucho tiempo.

Te caes, y levantas sin ayuda, la sangre recorre tus brazos y piernas, ya te cansaste de luchar. Ahora solo quieres qué alguien te abrace y te diga que todo saldrá bien.

Pero entonces te mentiría, sabes que solo son frases disfrazadas, intentos de mantenerte a flote pero siempre a la deriva. Navegar sin rumbo fijo, perdiendo las esperanzas ante un nuevo día.


Ante tu salvación, muriendo en silencio.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Carpe Diem.


Los años pasan inexpugnablemente por todos y cada uno de nosotros, sin remedio. No hay que temerlos ni huir de ellos, sino afrontarlos con orgullo y sabiduría. Cada año que paso contigo me sabe solo a unos minutos. Me gustaría vivir eternamente, respirar tu aire y sentir tu pulso y tu corazón mil siglos más. 

Pero sé que es imposible, por eso solo deseo disfrutar mi perecedera vida junto a ti.

No hay regalo que pueda solventar mi deuda eterna contigo, aunque viviera mil años. Solo puedo ofrecerte mi corazón, tómalo y guárdalo para siempre.

Muere remisamente quien no viaja, quien destruye su amor propio. Muere remisamente quien se transforma en esclavo del hábito, quien evita su remolino de emociones. Muere remisamente quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos…

¡Vive hoy!

¡Hazlo hoy!

¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!

sábado, 7 de septiembre de 2013

Tormentas.


Tras largos días de incesante calor, bochornosos, agotadores. La naturaleza decide que es hora de descansar. De calmarnos y respirar.

Observemos a nuestro alrededor… ¿qué estamos haciendo? ¿Quiénes somos?

Sumidos en nuestra rutina, encerrados en nuestros coches maldiciendo al tiempo, que ha decidido estropearse justo ahora que tenemos vacaciones. ¿Por qué no podemos ser cómo la lluvia? Fluir lentamente, dejando un leve rastro que luego el sol se encargará de disipar.

Tener el valor, la osadía y la confianza suficiente en nosotros mismos como para abandonar nuestro puesto de trabajo unos instantes para poder disfrutar de la hermosa vista de una Barcelona húmeda. Abrir la puerta del coche en medio del cotidiano atasco madrileño y visitar El Retiro en todo su esplendor.
O simplemente  caminar bajo la lluvia por la exótica Sevilla con esa persona que te anula por completo con su toque.

Míseros instantes que nos alegran el día, que nos cambian la  vida.

La lluvia puede traer felicidad consigo, amor, amistad… cosas bellas que todos deberíamos saborear en esta vida. Sin embargo, para mí no.

Quizás porque la oscuridad me nubla la mirada cuando veo que la Naturaleza sabe cómo me siento. Cuando las gotas caen sobre mí, y me permiten llorar sin ser avistada… me siento viva. Viva de verdad, como llevaba tanto tiempo sin sentirme. Completa cuando el olor a tierra mojada penetra mis pulmones, menos sola al sentir las caricias del cielo en mi cuerpo.

Ojalá tuviese alas para poder echar a volar junto al frío viento de las tormentas. Ojalá la vida fuese una simple tormenta veraniega. De esas que comienzan débiles, pero van incrementándose con el tiempo. Se hacen fuertes, potentes, destructivas… empero con el transcurso de los minutos se vuelven débiles, lentas, beneficiosas… y la calma vuelve a reinar, para siempre.

Las tormentas sirven para recordarme que estoy rota, que por mucho que desee avanzar no podré, que mis miedos están ahí y no tienen intención alguna de irse ni de dejarme marchar. Aunque haya sol, ellas siempre volverán para devolverme al pasado, para que mis demonios me abracen por la noche en la cama, en la que tú deberías estar abrazándome, protegiéndome de ellos.

Las tormentas me devuelven a la realidad, al pasado que intento olvidar, son las únicas capaces de hacerme sentir viva, ni las sonrisas ni los besos causan el mismo efecto sobre mí. Ni creo que lo hagan.

Lo que más daño me hace es lo que más viva me hace sentir, lo que más deseo. Porque si me preguntas siempre diré que adoro la lluvia, y me mirarás de una manera extraña, asimilando lo confusa que resulto, pero nunca sabrás que tras esa sonrisa mientras dejo que esas palabras fluyan en tu persona, se esconde una chica que se derrumba en su cama nada más oír los primeros relámpagos caer, que ahoga sus gritos sobre la almohada durante la tempestad. Abriendo sus heridas, sufriendo en silencio, adorando el dolor.


viernes, 6 de septiembre de 2013

Mar.

El sol penetra las murallas de mi piel, adentrándose poco a poco en mi interior hasta llegar a mi corazón. Respiro la brisa marina, trae con ella todas las lágrimas derramadas junto a sus arduos e hirientes recuerdos. Siento como las olas intentan derrumbarme, y lentamente cumplen su objetivo.

Debajo de ellas es como si nada pudiese detenerme, debajo de ellas es como si fuese libre. Tras su inmensidad es como si el mundo no existiera, como si solo estuviésemos ella y yo. Frente a frente, sin que nadie pudiese separarnos. Pero ambas sabemos que no es verdad, sabemos que cuando mi cuerpo no aguante más, todo habrá acabado para mí.

Respiro el etéreo aire mientras mis ojos lloran lágrimas saladas. Lentamente me acerco a la orilla. Noto como la arena recorre mis pies suavemente. Se acerca y aleja produciéndome un reconfortante cosquilleo por todo mi cuerpo.


El sol se ha ocultado dando lugar a la pequeña y delicada luna sobre el oscuro cielo adornado de brillantes estrellas. Una a una iluminan mi cuerpo tumbado sobre las ásperas rocas. El profundo silencio me adormece. La dulce y calmante melodía del mar me acuna lentamente entre sus brazos haciéndome olvidar todos mis problemas y preocupaciones. Porque ella es mi fiel aliada.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Apatía.


Los ojos pesan, quieren cerrarse pero no saben cómo y no saben si volverán a abrirse, tienen miedo. A la oscuridad, al silencio y a las lágrimas.

Están asustados porque no saben que van a encontrarse ahí fuera.

Todo mi cuerpo se halla exhausto, frío,  a la espera… de encontrar algo por lo que vivir, algo por lo que volver a la realidad.

No hay nada ni nadie ahí fuera que pueda llenar el vacío que habita en mí. Mis ojos se han vuelto más mediocres, ahora carecen de brillo, solo marrón frente al espejo, sin ganas, sin luz… sin nada.

¿Qué estás haciendo? ¿Es que no te cansas de sonreír y aparentar qué todo va bien?

No estás bien, algo no funciona dentro de ti, algo está roto y en lugar de intentar arreglarlo estás apartando la mirada. Pensaba que eras valiente, decidida…fuerte. Pero he vuelto a equivocarme, nunca debí confiar en ti.

La sonrisa ha desaparecido y no estoy preparada para vivir sin ella, la necesito ¿Por qué nada parece animarme? ¿Por qué todo me es tan indiferente?

                                                           Apatía.

La vida duele y las cicatrices nos recuerdan el dolor, a veces me pregunto si el dolor podría mantenerme viva, si nuevas cicatrices sobre otras ya oxidadas traerían una nueva vida.

Cierra los ojos, y confía, confía en que todo saldrá bien, mira al miedo de frente y dile que no te importa, que no te asusta.

No puedes rendirte, debes seguir luchando. En algún momento esta sensación de abandono huirá de tu vida para no volver jamás, y no por ello has de parar o retroceder hasta que esta decida irse. No dejes que controle tu vida.


Solo tú eres dueño de ella, no dejes que te la arrebaten. La vida es el mayor regalo que la Naturaleza nos ha otorgado, agradezcámoselo disfrutando de ella.