Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

domingo, 23 de febrero de 2014

Caóticas luchas internas.



                                                   “Y no cambiaría nada”  

Mientes -dijo una vocecilla en mi cabeza.

 No es el momento -le susurré.

-¿Entonces cuándo? ¿Cuándo todo sea demasiado tarde y nadie sepa contestar los porqués que dejaste al irte?

-No voy a irme, ¿de dónde has sacado semejante idea? Estoy bien.

-Por supuesto que estás bien. Llorar día tras día, acariciar el cristal en búsqueda de alguna solución distinta y martirizarte hora tras hora por tus errores es estar bien.

- Cállate, nadie te ha pedido tu opinión.

-Pues tú deberías dar la tuya de vez en cuando, no vaya a ser que se pudra aquí dentro.

-Yo doy mi opinión.

-No, tú te engañas a ti misma diciendo que la das, pero lo único que haces es sonreír y dejar que los demás se apoyen en ti. Que yo sepa no eres ni una pared ni una columna.

-Déjate de tonterías, no estoy para que escuchar sandeces. ¿Qué quieres qué haga?

-¿Qué te parece  si  cuando te pregunten cómo estás comiences con la verdad?  Con un mal, con un cansada o con un simple sollozo ahogado. Y no con esa puta sonrisa que me pone de los nervios.

- A nadie le importa cómo me sienta en realidad, ¿por qué debería molestarme en mostrarlo?

- Él te ama y Ella…Ella te aprecia. Y Ellos, Ellos te quieren.

-Pero Todos tienen suficientes problemas de por si, no quiero molestar, no quiero ser otro bache que tengan que saltar. Quiero que estén bien.

-¿Y qué pasa contigo? Ellos escupen sus problemas sobre ti, tú los recoges, les das la vuelta, les buscas el lado positivo y consigues sacarles una sonrisa, aunque por dentro no detengas tu llanto.

-Les ayudo, eso no tiene nada de malo…

-¿Y a ti quién te ayuda? Parece que no quieres darte cuenta de que si esto sigue así, llegará un momento en el que no volverás a estar para nadie.

-¿Acaso no te he dicho que te calles? Intento prestar atención.

-Cómo si lo que dice este gilipollas te importase.

-Shh….calla, es un profesor.

-Un profesor de matemáticas subnormal.

-Va a oírte, cierra la boca.

-Soy tu conciencia, no seas tonta, no puedo escucharme…


-¿Estás bien? Pareces algo dispersa.- me susurró mi compañera.

-Sí,sí… solo estaba pensando.

-¿En qué?


Me quedé en silencio, ¿debía hacer caso a mi conciencia y decirle sobre mi pequeña lucha interna. 

Finalmente:
-         - En cuan aburridas son las derivadas y la inmensa cantidad que tenemos que hacer para este fin de semana.


Sonó el timbre, fin del primer asalto.

domingo, 9 de febrero de 2014

Tentatorem.


Despertarte asustada, respirando como si cada bocanada fuese la última a las cuatro de la mañana en tu cama. No es una buena manera de despertarse.

Menos aún si lo que ha inquietado tus sueños, es nada más ni menos que la muerte. Escurridiza e inteligente, aparece cuando la oscuridad me envuelve en sus brazos. Me aterra el pensar en ella.


Simplemente recordar que la vida seguirá sin mí, me enfurece. Solo soy un escombro, un ser más que vaga por la vida sin rumbo alguno. Podrán llorar mi pérdida unos años, pero con el tiempo mis seres queridos se olvidarán de mí. Al igual que yo haré con mis seres queridos. Pero es tan injusto, tan cruel… Todos nuestros sentimientos, pensamientos, temores, amores… ¡No sirven para nada!

Ni siquiera me reconforta la idea de que iré al paraíso. Porque creo que es una vil patraña, somos materia, seres (des)afortunadamente con capacidad de raciocinio, pero  materia, materia que será utilizada para continuar el ciclo de la vida. ¡No quedará ni el más mísero y nacarado de nuestros huesos!



Me levanté despacio, cuidadosamente de la cama tratando de no despertar a mis compañeras de habitación. La oscuridad bañaba la estancia, decidí salir a tomar el aire.
Mis pies se habían vuelto negros con la suciedad del suelo. El bajo de mi camisón oscilaba de un lado para otro intentado escapar. Cerré los ojos y respiré, una pequeña lágrima asomaba por mis ojos. La sequé rápidamente, no podía permitírmelo, nunca. La máscara de hielo no podía derretirse, me había costado tanto esculpirla como para destruirla con unas estúpidas lágrimas. Hacia mucho tiempo que yo había dejado de llorar, era una manera inútil de mostrar mis sentimientos, prefería esconderme entre los libros y dejar que mi rabia, mi ira, mis frustraciones desaparecieran, olvidándome de ellas, dejándolas de lado en mi mente y centrándome en mis aceres.


¿ Era así cómo había acabado en esa situación?, ¿ Era así cómo me había en lo que soy?