Era
un cuento, una poesía…una leyenda perdida.
Un
reloj parado, un stop (¡pum!), mal señalado.
Una
analogía del pasado.
Un
pretérito mal conjugado entre las letras del abecedario.
La
sonrisa perdida de mi sobrina Marina,
marina
el marinero como el sombrero toca el suelo.
Bienvenido a la enumeración de los
sueños.
La
lucha incansable de los poetas ilegítimos,
De
los escritores reservados
O
con reserva en el bar-restaurante de al lado.
Sinceros
o no, allá vamos.
Unos
pantalones ajustados, un beso mal dado,
Maldito
bastardo.
La pasión ya ha desenfundado.
Los
labios sobre la mesa, las cartas en el armario.
Bienvenido a la enumeración del
pasado.
El
gato sobre el tejado ya ha despertado,
Un
poco asustado porque el sol se ha ocultado y…
Tú,
tú no has llegado.
Ni
tus ojos verdes bajo el sol,
Ya
no habrá paseos con mis nuevos zapatos de charol
Déjame
perderme en la miseria del alcohol.
Para
despedirnos, para despedirte.
Como
tú nunca hiciste.
Permíteme
decirle adiós a tus pecas,
Adiós
a nuestras muecas,
A
tus besos en mis cicatrizadas muñecas…
Bienvenido a la enumeración de lo que nunca ha sido.