Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

martes, 26 de mayo de 2015

Aquella del reflejo.



Estimadas voces de mi cabeza:

No sé si se acuerdan de mí, soy aquella muchacha, la morena que tiene que dar la cara por ustedes, todos los días, a todas horas. Soy a la que se dedican a manipular a altas horas de la madrugada. Aquella a la que le dicen mediante bostezos y máculas sobre sus ojos que la hora de soñar se acerca. Pero que luego, una vez entre las sábanas, dispuesta a entrar en el letargo de sus ensoñaciones, ustedes; damas y caballeros tienen la descortesía de dar comienzo sus ávidos debates respecto al transcurso de mi vida.

Supongo que a pesar de los millares de reproches que podría hacerles en relación, ustedes poseen el mayor contraargumento válido para cada uno de ellos, sin excepción. Así que me abstendré de enumerárselos uno por uno.

No obstante, no me dirijo a  sus eminencias con afán de reproche. Al contrario, les escribo para implorarles que cesen su continua actividad en mi perturbada mente. Despiertan a los monstruos de sus jaulas, les inquietan, alteran su ánimo y les empujan a la huida.

A continuación, ustedes se asustan, de repente cesan sus charlas y vuelven a sus rincones a meditar. Sin embargo el mal ya está hecho; los monstruos quieren jugar.

Y entonces soy yo, la chica de débiles reflejos quién debe enfrentarse a ellos. Explicarles que no son horas para jugar, que ya soy muy mayor para formar parte de su entretenimiento, aunque en realidad lo que ocurre es que temo lo que puedan arrebatarme tras su marcha.

Con lo que, una vez expuesto los hechos y sin más dilación me dispongo concluir con mi demanda.

Estimadas voces de mi cabeza les suplico con fervor que busquen otro lugar en el que mantener sus efusivos coloquios. Me han dicho que centímetros más abajo hay un corazón habitable, quizá allí tengan más suerte y no haya nadie que les escuche.

Atentamente, y deseándoles lo mejor en esta vida.

Aquella del reflejo.


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