Hoy,
el último día, a escasa media hora para dirigirme hacia el autobús que me
llevará a Manchester, hacia el aeropuerto; he tenido la oportunidad de sentarme
con la radio inglesa de fondo, a escribir.
¿Qué
decir de mis dos semanas en esta pintoresca ciudad?
No
mucho, pero tampoco poco.
Porque
no habido momentos malos, sino momentos de aprendizaje, siempre hacia delante.
Porque el sentimiento de aprensión que antes encerraba en mi pecho ha
desparecido. El silencio ya no es un enemigo contra el que batallar por las
noches. Sino un aliado para disfrutar de los momentos más bellos e inesperados
del día.
Sería
hipócrita si dijese que voy a echar todo de menos…pero sí que siempre habrá un trocito
de mi corazón escondido por aquí, recorriendo la ciudad en el 53.
Si
tuviese que llevarme una sola cosa de este lugar sería la diversidad cultural y
el respeto cívico-público que existe entre ellas. ¡Y los pubs nocturnos!
Ha
sido una experiencia enriquecedora, de los pies a la cabeza. Pues he mejorado
mi inglés, me he integrado en un entorno inhóspito, con gentes desconocidas, de
las cuales me llevo un par de risas y recuerdos inmemorables, y sobre todo he
viajado, he visto, he probado, he tocado…he vivido.
También
me he hartado de las clases, de los sándwiches con contenido, aun en día,
indescifrable, de esos cambios de humor que sufre el clima en esta ciudad y de
la cuesta mañanera hacia la parada del autobús. Pero no de un mal modo, porque
todo ello lo recuerdo con una sonrisa asomando de mis labios. J
A
pesar de tener ganas de volver a ver a mi gente, a la que he echado de menos
durante estos días, esta experiencia era necesaria para mí. Para pensar, para
ver qué rumbo quiero que tome mi vida.
Me
he vuelto más fuerte, más independiente… soy capaz de desenvolverme con mayor
soltura y sonreír a la vida. Porque todo llega para irse y hay que disfrutar
todo lo posible de cualquier oportunidad que te brinde la vida.
Sonreír
a lo desconocido, cerrar los ojos y descubrir, que en tu interior no hay ningún
cabo suelto sin atar, que todo se ha anudado correctamente con el paso del
tiempo y la madurez que trae consigo. Que podrías hacer lo que quisiese, que los demás ya no importan, solo
tú y tu felicidad.
Que
ya no eres la niñita de mamá y papá, sino una mujer que está comenzando a
averiguar que el mundo tiene mucho que ofrecerte, que hay muchas experiencias
que tienes que vivir y que siempre, siempre, tienes que ser fiel a ti misma y a
tus sentimientos.
Y
creo que ya es el momento de ir concluyendo este pequeño recordatorio de mis
días. Voy a dejar que Barber’s Field, The Globe, Interchange, Meadowhall,
Hallam University, Peace Gardens, Yate’s… permanezcan en mi memoria, se mezclen
con otras bellas historias y creen lo que un día será mi vida tal y como aun no
la conozco.
Finaliza
su breve intervención en papel reglado, Asunción Mateos Gámez, desde el sofá
azul de Cawthorne Close 34, Woodseats. Sheffield.