Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

lunes, 27 de enero de 2014

Peur...



Apenas puedo respirar, de repente el aire se ha vuelto pesado y mis pulmones han dejado de funcionar.
Siento como todo acaba de desmoronarse y ni siquiera me he dado cuenta, no hasta que me percaté de cómo me limpiaba las lágrimas y yo sollozaba entre sus sábanas.

Quizás en aquel momento debiese haber dado marcha atrás y hacer lo que todos hubieran hecho en mi situación…

El peso del mundo se cayó sobre mi espalda  y me devolvió a la realidad… aquella a la que jamás había pertenecido. Venía a avisarme de las reglas del juego, y no iba a obtener un no como respuesta.

He huido tantas veces de ella, o al menos he recorrido senderos que no le habrán agradado demasiado…pero poco me importa(ba), hasta ahora.

Con un nuevo miedo en mi caja de los recuerdos.

Listo para visitarme por las noches, meterse entre mis sábanas y hablarme al oído. Susurrarme con su voz trémula toda la mierda que se acumula en mi cabeza a lo largo del día, musitar sueños inalcanzables, temores latentes día a día sobre mi piel, inseguridades que pintan mis párpados…

Y acabará conmigo, lo sé, porque ya son demasiados los que se resguardan en mi bella cajita. Demasiados miedos y recuerdos dolorosos, y poca felicidad entre tantas postales veraniegas de amistades rotas.

¿Pero qué puedo hacer? Sueno como a aquellos poetas románticos ególatras que se pensaban centro del mundo, cuando mis intenciones distan bastante de ello. Aunque sigo quejándome, viviendo en un presente lineal y corrompido, un lugar del cual la Belleza se marchó de madrugada.

Me arrepiento de no haber tenido el valor suficiente en infinitas ocasiones, de haberme dejado pisotear más de un centenar de veces….pero eso ya ahora no va a cambiar.

Simplemente debería ser capaz limpiar las huellas de las pisadas y buscar un nuevo sendero que recorrer…



“Le destin mêle les cartes et nous jouons.”

miércoles, 15 de enero de 2014

Demi-vérité.


Sé de antemano que nunca leerás esto, no por falta de ganas sino por falta de valor de la escritora, que jamás te lo entregará.

Quizás porque tema las preguntas que acontecerán, o porque la valentía nunca ha sido su punto fuerte. El caso es que… aquí van.



Muchos dirán que son paranoias de una adolescente que se siente perdida en la inmensidad del mundo, que solo necesita un poco de atención y un par de palmaditas en su espalda. Creo que me conoces lo suficiente para saber  que esa nunca ha sido mi intención.

Creo que no entendéis (por mi ególatra que suene) mi alto grado de madurez y responsabilidad, no por nada en especial, es que simplemente soy así.

Y quizás sean la causa de todos mis problemas…problemas que dejé de contarte hace tiempo. No me arrepiento de ello, es una de las decisiones más duras que he tomado, aunque a veces he dudado si era la correcta.


¿Por qué? Es una de las primeras preguntas que suponía que plantearías, pues verás… quizás se deba a que sé que no eres de acero inoxidable, a que sé que tú también tienes tus altibajos… y que quieras o no, una se acaba cansando de escuchar a una chiquilla con sus sandeces.

Hay tantas cosas que te ha ocultado… tantas cosas que no sabes, y que no estoy segura de sí quiero que sepas por temor a que me rechaces, a que reniegues un poco de mi o a haberte decepcionado. Las opciones son varias elige la que sea de tu agrado.

Por ejemplo, no sabría responderte cuándo…cuándo comencé a dejar de decírtelo todo. Supongo que cada uno madura y crece a un ritmo distinto, paulatinamente. Yo tuve (y tengo) el mío.


Odio esta rutina, me mata. El tener que destacar porque siempre lo he hecho y no iba a decepcionaros a estas alturas. Me siento vacía, sin ningún sueño propio que alcanzar, solo con ideas prefabricadas de esta sociedad rondando por mi cabeza junto con vuestros sueños y anhelos para mí. Preguntándome constantemente quién soy, qué estoy haciendo, deseando que llegue el siguiente día con la esperanza de hallar algo diferente… pero luego por la noche, me doy cuenta de que nada cambia. Y entonces, vuelven mis ganas de dejarme ir.


No quiero que te sientas mal cuando leas esto. Ni que pienses que has hecho algo mal, porque no es así, simplemente soy complicada, demasiado para lo que se espera de mí.
Me he encerrado y me he dejado ir, ya no soy la misma. Sonrío y aparento que estoy bien, pero no es así.  Me siento encerrada, cansada de lo que estoy haciendo, de… saber que jamás podré alcanzar mis sueños, porque no los hay, porque estoy tan confundida que no sé quién soy.

 Estoy… ni siquiera lo sé, para que mentirnos a estas alturas.

Agotada sería un buen adjetivo para comenzar. Me siento apartada, mire donde mire, me siento sola. Me siento fuera de lugar en mi propia casa y con mi propia familia, esa que tanto significaba para mí, y que ahora… no es familia.

Y es duro decirlo, y las lágrimas se me saltan cuando pienso en ello… pero lo pienso. 

Ese portazo, esas palabras hirientes, esas horas de silencio… esas lágrimas. No me pidáis que perdone y olvide, no puedo.

Y no sé si os habréis dado cuenta que a partir de ese momento todo se ha ido degenerando a una velocidad superior a la habitual, y sabes que… yo ya estoy muy harta de mentir(os).

Aun así te cuento la verdad a medias en este… conjunto de palabras por denominarlo de alguna manera, porque hay cosas que no me perdono por ocultarte y no quiero que sepas.

Siento no ser lo que tú querías, siento tantas cosas… y solo puedo recompensarte siendo lo que tú quieres que sea, aunque me esté matando.