Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Lutte.



Hoy hacia calor.
 Si mirabas por la ventana de clase veías muchachas con shorts y tirantes. Mis compañeros iban con sudadera, algo que cualquier otro día yo hubiese criticado. Pero hoy no. 
Yo hoy tenía frío, mucho frío. Llevaba vaqueros y una chaqueta, pero aun así mi cuerpo tiritaba, y mis brazos parecían haberse congelado.

Las lágrimas se agolpaban en mis pupilas, yo intentaba controlarlas, juro que lo intentaba…y lo conseguí. Mi garganta estaba seca; debí haber salido a refrescarme, más no quería perderme la explicación del profesor. Así que aguanté el chaparrón como suele decirse.

Sabía que ella me observaba, contemplaba como me restregaba fuertemente los brazos con la intención de otorgarme  calor, pero no le di importancia. No quería mirarla, no podía mirarla.

Me sentía sola, destruida, acorralada. Harta de ella, de todo, de mí…

Simplemente quería marcharme de aquel lugar, tomar el primer tren y alejarme para siempre.
No la quería a ella, no le quería a él…no quería a nadie. Y sigo sin quererlos.

Pero mantengo la cabeza en alto y el orgullo sobrevolando mi sombra, porque aunque esté destrozada, porque aunque no pueda con nada. Yo sigo estando aquí y… seré fuerte. Porque no me rindo. Porque esta es mi vida, y no te quiero en ella.


Así que, vete y olvídame.

domingo, 16 de marzo de 2014

Paris.



Hacía tiempo que se había perdido entre sus recuerdos, unos recuerdos almidonados con sueños que… nunca llegarían, ella lo sabía. Pero aun así se permitía perderse en ellos porque eran lo único que la mantenían loca en ese mundo de cuerdos.

Soñaba con su París…con sus besos entre sus sombras, con sus caricias entre sus secretos.
Y París soñaba con ella… con su vestido vaporoso recorriendo sus vías, con su francés fluido escapándose de sus rosados labios y con sus vivos ojos deseando encontrar su destino.

Se necesitaban, porque aquello sí que era vida.
Porque aquellos edificios no la dan miedo.
Porque el aire que se respira están impregnado de cultura.
Porque es su ciudad y su alma está allí, esperándola, llamándola…


 Más ella estaba aquí, atrapada, en cuatro paredes de un azul vivo que la asfixiaban. Recordaba los kilómetros que la separaban de su utopía, de una realidad onírica. Recordando su promesa convertida en un susurro:

“Algún día te llevaré de nuevo a París, solos tú y yo, cariño”

Aquellas palabras estaban impregnadas en su corazón desde que las pronunció aquel día de vuelta a casa, antes de besarla con ternura y hacerla sonreír como nunca lo había hecho.

Nunca se había olvidado de ellas, pero ese colgante (que no dudaría en ponerse mañana) la habían hecho revivir ese recuerdo… junto a otros muchos: sus paseos a orillas del Sena, sus noches observando la ciudad latir, la inocencia que dejó entre las gárgolas que ahora la custodiaban…


Et maintenat un bout de Paris est dans son cou à tout jamais.

                                 

lunes, 3 de marzo de 2014

"Si encuentras esto..."



Si encuentras esto es porque ya no estoy contigo, es porque he decidido irme. 
No te sientas mal, y no te preguntes por qué, no es tu culpa y jamás encontrarás respuesta a tu pregunta. 

Aunque yo quiera intentarlo escribiéndote esto.

No voy a volver, no obstante sé que seguiré viviendo en tu memoria, quisiera pedirte que me olvidaras, que me dejases ser un manchón de tinta seca en tu memoria y mi nombre saliese de ella, pero sé que no lo harás.

Puede que jamás entiendas lo que hice, yo todavía tampoco lo comprendo, pero creo que era la mejor solución.

Es agotador levantarse por las mañanas deseando que esa sea la última. Es doloroso observar como el mundo sigue perfectamente sin ti y como aquellos que dicen “quererte” se marchan junto a los soplidos del viento invernal que azota (ba)n mi ventana a altas horas de la noche.


Mirarse las muñecas y revivir segundo a segundo los cortes y la sangre derramándose por la bañera, ¿eso es vida? Ver la muerte allá donde vas, allá donde miras, sentir su peso sobre ti… Rompiéndote, resquebrajándote pedazo a pedazo.

Sé que ahora mismo me estás echando en cara por qué nunca te dije nada, o a ellos, o simplemente a alguien y permití que todo esto sucediese.

Creo que di señales, pocas, pero señales, que a veces pudieron ser avistadas y otras no. Creo que me sumí en mi interior por miedo a defraudar(os) y causar(os) más problemas. Lo último que siempre he querido ser es una carga. Y aún lejos, siento que lo soy, porque nunca me marcharé.

Quizás jamás, por más que pasen los años lo entenderás, pero era mi deber.


 Yo no respiraba aire, respiraba Ansiedad.
Yo no lloraba lágrimas, lloraba Soledad.



Yo ya no tenía corazón que latiese…yo ya no era nada.