Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

domingo, 16 de marzo de 2014

Paris.



Hacía tiempo que se había perdido entre sus recuerdos, unos recuerdos almidonados con sueños que… nunca llegarían, ella lo sabía. Pero aun así se permitía perderse en ellos porque eran lo único que la mantenían loca en ese mundo de cuerdos.

Soñaba con su París…con sus besos entre sus sombras, con sus caricias entre sus secretos.
Y París soñaba con ella… con su vestido vaporoso recorriendo sus vías, con su francés fluido escapándose de sus rosados labios y con sus vivos ojos deseando encontrar su destino.

Se necesitaban, porque aquello sí que era vida.
Porque aquellos edificios no la dan miedo.
Porque el aire que se respira están impregnado de cultura.
Porque es su ciudad y su alma está allí, esperándola, llamándola…


 Más ella estaba aquí, atrapada, en cuatro paredes de un azul vivo que la asfixiaban. Recordaba los kilómetros que la separaban de su utopía, de una realidad onírica. Recordando su promesa convertida en un susurro:

“Algún día te llevaré de nuevo a París, solos tú y yo, cariño”

Aquellas palabras estaban impregnadas en su corazón desde que las pronunció aquel día de vuelta a casa, antes de besarla con ternura y hacerla sonreír como nunca lo había hecho.

Nunca se había olvidado de ellas, pero ese colgante (que no dudaría en ponerse mañana) la habían hecho revivir ese recuerdo… junto a otros muchos: sus paseos a orillas del Sena, sus noches observando la ciudad latir, la inocencia que dejó entre las gárgolas que ahora la custodiaban…


Et maintenat un bout de Paris est dans son cou à tout jamais.

                                 

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