Los ojos pesan, quieren cerrarse pero no saben cómo y no saben si volverán
a abrirse, tienen miedo. A la oscuridad, al silencio y a las lágrimas.
Están asustados porque no saben que van a encontrarse ahí fuera.
Todo mi cuerpo se halla exhausto, frío,
a la espera… de encontrar algo por lo que vivir, algo por lo que volver
a la realidad.
No hay nada ni nadie ahí fuera que pueda llenar el vacío que habita en mí.
Mis ojos se han vuelto más mediocres, ahora carecen de brillo, solo marrón
frente al espejo, sin ganas, sin luz… sin nada.
¿Qué estás haciendo? ¿Es que no te cansas de sonreír y aparentar qué todo
va bien?
No estás bien, algo
no funciona dentro de ti, algo está roto y en lugar de intentar arreglarlo
estás apartando la mirada. Pensaba que eras valiente, decidida…fuerte. Pero he
vuelto a equivocarme, nunca debí confiar en ti.
La sonrisa ha desaparecido y no estoy preparada para vivir sin ella, la
necesito ¿Por qué nada parece animarme? ¿Por qué todo me es tan indiferente?
Apatía.
La vida duele y las cicatrices nos recuerdan el dolor, a veces me pregunto
si el dolor podría mantenerme viva, si nuevas cicatrices sobre otras ya
oxidadas traerían una nueva vida.
Cierra los ojos, y confía, confía en que todo saldrá bien, mira al miedo de
frente y dile que no te importa, que no te asusta.
No puedes rendirte, debes seguir luchando. En algún momento esta sensación
de abandono huirá de tu vida para no volver jamás, y no por ello has de parar o
retroceder hasta que esta decida irse. No dejes que controle tu vida.
Solo tú eres dueño de ella, no dejes que te la arrebaten. La vida es el
mayor regalo que la Naturaleza nos ha otorgado, agradezcámoselo disfrutando de
ella.
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