Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lluvia.


Hoy llueve dentro y fuera de mi alma, es como si  la naturaleza hubiese decidido expresar de una vez por todas lo que siento.

Mi vida es como una tormenta de mayo. Alocados vientos la mueven, la zarandean sin importar lo que ella sienta, lo que yo sienta.

La luz intenta brillar, aparece y se va, al igual que el frío que la acompaña. Más a todos les parece que el sol brilla.

 A veces se queda y alumbra su alrededor permitiendo olvidar el dolor. Otras, las nubes cubren el cielo y me hunden. Arriba llueve, aquí también. Las pisadas en el barro se hunden al igual que yo lo hago acurrucada en mi colchón.

Relámpagos y sollozos. Armonía, naturaleza y belleza en equilibrio.

Hace frío en las calles, pero también lo hace en mi corazón. Quizás si ambos se uniesen acabaría con la condena que poso sobre mis hombros.

Más relámpagos, y es como si ella supiera que estoy a punto de echarme a llorar, de temblar… De asustarme y no volver, no volver jamás.
Y aunque las gotas resbalen por mi ventana, ellas saben que se marcharán por que el tiempo no se detiene y aunque ahora se acompase con mis latidos la naturaleza es más sabia y permitirá que la luz vuelva a iluminar el mundo.

Mientras que yo seguiré aquí esperando a que el cielo vuelva a teñirse de gris y me haga sentir especial. Esperaré despierta su llegada, esperaré sus palabras de aliento.

 La lluvia es mi aliada, los relámpagos guardianes de mi perdición. Todo encaja, todo fluye.

Somos chispas de rocío perdidas, nadando en una flor. Una flor que se marchita, poco a poco bordando nuestro camino hacia la destrucción.

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