Sale de la ducha y se
anuda la toalla lo más rápidamente posible. Abre la ventana y permite que el
vapor de agua se disipe con la entrada del frío aire nocturno. Varias gotas
rebeldes de agua resbalan por su espalda, suspira, le cuesta pensar. Los ojos
le pesan, están ennegrecidos, el rímel se había corrido y su rostro refleja
angustia y dolor, ahora el maquillaje si le hace justicia.
Le duele la espalda,
llevaba todo el día con la mochila a cuestas, repleta de libros sin sentido,
libros sin finales felices, simplemente datos y sucesos. En cualquier instante
se partirá en dos, en cualquier momento la Presión y la Ansiedad podrán con
ella y la dejarán allí tirada, con una húmeda toalla tapando su cuerpo.
Siente las lágrimas
correr, están calientes… quizás lo único vivo que queda en ella. Toma su ropa
interior y se dispone a vestirse, lo hace con cautela, con delicadeza como si
en cualquier instante algo fuese a romperse. Se deshace de la toalla y se
observa frente al espejo…Miedo sobre sus mejillas. Dirige su mirada hacia la
puerta, no quiere ver (se).
Suspira y toma su camisa
ancha y algo deteriorada de Metallica “Kille’em all” Ojalá fuese así de fácil. Ahora mucho
mejor, tan amplia que oculta todas sus
“curvas” frente al espejo.
Sin embargo sigue sin
sentirse segura, a gusto consigo misma, continúa temiendo las telas y costuras
de la Sociedad, que se rasguen y no la permitan ocultarse.
Abre el cajón y saca el
cepillo, lo mueve una y otra vez sobre su cabello atusándolo, arreglándolo.
La máscara ya está
pulida, preparada para continuar el Juego de la Vida y traspasar la puerta.
Quita el cerrojo y pone
una sonrisa… la sonrisa.
Esto solo acaba de
empezar.
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