Las lágrimas vuelven a quemarme el rostro, y no sé por
qué. No sé por qué están aquí, cuando todo estaba bien, cuando yo quería que
todo estuviese bien de una vez, de una maldita vez en mi vida.
Harta de ocultarme, ya no puedo más. Ven y arrebátame la máscara
de mis manos… no puedo sostenerla, ya no. Todo está volviendo a desmoronarse,
mi mundo entero, como aquella vez, en aquellos tiempos donde solo había
oscuridad a mi alrededor. Estoy recorriendo el mismo sendero que me prometí a
mí misma no volver a pisar, estoy volviendo a albergar esos sentimientos de
dolor y desazón en mi pecho. Estoy volviendo a no sentir, a no tener ganas de
luchar… por nada ni por nadie.
Vuelvo a plantearme coger el cristal del roto espejo y
dibujar sobre mi piel, finos trazos ensangrentados. Vuelvo a plantearme todo
esto y me siento sucia, desolada ante mi falta de juicio y sensatez.
Todo lo avanzado ha sido retrocedido en un abrir y cerrar
de ojos, sin previo aviso. Lo siento, lo siento por todos aquellos que han
creído en mí desde aquel instante, por los que han tratado de hacer de mi mundo
un lugar mejor con su presencia, siento defraudaros.
No sé qué hago aquí, qué decir, cómo ser, dónde ir… no
lo sé. No sé quién soy, y sinceramente no quiero saberlo, ahora mismo no quiero
nada, simplemente… desaparecer.
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