No poder evitar pensar en ti está volviéndose parte de mi
rutina. Seguir sin poder conciliar el sueño durante altas horas de la madrugada
también conforma mi rutina, pero donde antes había demonios, temores y
Oscuridad, ahora ya no hay nada, no existen, el silencio es mi único
acompañante, y este, sutilmente me lleva hacia ti. Hacia tus brazos rodeándome,
abrazándome… sintiéndome. A tus labios sobre los míos, no sabes cuánto los echo
de menos ahora mismo, sobre mi cama, esperando tu llegada.
No saber nada de hombres, mantener tu rumbo sin
interrupciones… ¿Dónde ha quedado esa chica?
La han
matado a besos.
Esa sonrisa de idiota no quiere irse de mi rostro, no
quiere abandonarme, sabe que tú eres el culpable y quiere hacérselo saber a mi
reflejo húmedo y calmado.
Me tiembla el pulso, tanto como a aquella delicada y
elegante pianista del escenario que me arrebató un pedazo de corazón. Los
suspiros van incrementándose a medida que transcurre el tiempo, vuelvo a ser
esa niña pequeña que espera ansiosa la llegada de su padre porque sabe que bajo
su brazo encontrará refugio en una nueva aventura escondida en forma de libro.
Pero esta vez, a diferencia de tantas otras, no suspiro por un libro, suspiro por ti.
Querría tenerte a mi lado, ahora mismo. Querría correr
bajo la lluvia mientras tú me sigues riéndote, agarrándome de la cintura a cada
paso dado… querría tantas cosas.
Y ahora mismo no tengo nada, solo tu recuerdo dando vueltas
en mi cabeza y una sonrisa idiota en mi
cara. Esperando, viendo como los minutos pasan lentamente…
“L’amour c’est le cœur qui s’émeut
en même temps que l’intelligence. ” Georges Perros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario