Y esa carta bajo la mesa, oculta entre miles de folios
garabateados con ideas sin sentido, esperando a ser leída. En ella mis
sentimientos anhelando ser correspondidos, preparados para la batalla final.
Esperando que vuelvas, aquí, conmigo, otra vez.
Una distancia inexistente nos bloquea los corazones,
demasiado asustados para comenzar a sentir (nos). Una sonrisa forzada de puta
barata resalta mayoritariamente sobre el resto de mis facciones y tú pareces no
darte cuenta. Mi fuego interior está
apunto de quemarme y hacerme arder en el infierno. Y ni siquiera te percatas de
mi dolor.
Dices que me amas… pero ahora que estoy cayendo en picado
no te encuentro por ningún lado, ¿Dónde te has ido?
Mi mente no para de recordarme cuán egoísta voy a
sentirme tras finalizar lo que escribo, pero… ¿sabes qué? Por un momento, no me
importa, me da igual. Es lo que siento en este instante y quiero expresarlo…
con mis palabras.
Decepción, frustración, melancolía, temor…Amor,
esperanza, fruición… Coloquemos todo en una balanza y analicemos el resultado.
¿Merece la pena luchar por lo que tenemos, por lo que podríamos tener?
No sé,
Dímelo
tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario