Soy orgullosa y decidida, nunca me ha parecido algo malo
serlo. Es más, considero que son grandes virtudes. Sin embargo hay momentos en
los que me gustaría ser una de esas personas que ante el mínimo comentario,
ante el más mínimo vaivén, lo dejan todo, se rinden y no saben marcar su
terreno. Así sería más fácil, más doloroso quizás, pero más fácil al fin y al
cabo.
Porque ahora mi corazón y mis principios disputan una
lucha encarnizada… por ti. Rompiéndome los esquemas desde el primer momento en
que te vi, ya entonces supe que había algo en ti, aunque me negase a
reconocerlo. Nunca ha aceptado (ni aceptaré) dejar atrás mis principios. Ellos
son los únicos que han permanecido intactos y seguros de sí mismos mientras yo
me destruía y caía a pedazos. Son el pedazo de mi alma que jamás me abandonará
y conforman lo que soy, sea lo que sea.
Empero tú, eres distinto, algo que ha trastocado mi
rutina y ha puesto mi mundo patas arriba. ¿Debo de abandonar todo aquello en lo
que creo por ti? ¿Será suficiente la recompensa que puedas otorgarme como para
remplazar aquello que me ha dado luz y esperanza en mis peores momentos?
Te quiero… más de lo que jamás me oirás admitir (te),
pero ellos son mis ángeles de la guardia, mis musas (como ella diría) y no
puedo traicionarlos, a ellos no, porque si los abandono, me abandono, me pierdo
de nuevo y no quiero derrumbarme otra vez, por favor, otra vez no.
Puede que mi orgullo no me conduzca a nada en la
situación donde nos encontramos, que me esté quemando por dentro y me torturé
todas las noches nada más meterme en mi cama.
También puede ser que no sepas cuál ha sido tu error,
pero sinceramente me cuesta creerlo, me cuesta aceptar que no eres tan perfecto
como lo eras en mi cabeza.
No quiero dar mi brazo a torcer, no quiero volver a dar
de lado a mi orgullo y aceptar esta derrota, porque eso es lo que es para mí.
No estoy bien, no veo que esto, lo que sea que tengamos
funcione, y me duele. Porque siento algo por ti que nunca antes había sentido,
porque te apareces en mis sueños e inundas mi pecho en mis momentos de soledad.
Me siento una cobarde) al no ser capaz de explicarte que
es lo que va mal, lo que no funciona, lo que me hace llorar por las noches,
porque el solo hecho de imaginarte sentado frente a otra pantalla luminosa como
la mía, con tu rostro decepcionado me rompe el corazón. Más como necesito
expresarlo lo hago aquí, porque tengo la certeza de que esto jamás lo leerás,
de que sea quien sea que esté leyendo estas palabras ahora mismo no me juzgará
porque no me conoce, y eso, desgraciadamente, me reconforta.
Y hasta que consiga reunir el valor suficiente para
afrontarte, o tú tomes las riendas de la situación, yo seguiré expresando mi
desolación con tinta virtual, en un mar de poetas y soñadores donde no hay
lugar para el desamor.
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