Y
con el frío entre mis huesos,
doy
comienzo a unos tristes versos.
Y
con la luna en mis pupilas,
y
tus labios entre mis costillas,
caen
amargas, las palabras.
fuente
de nuestras desdichas.
Deja
que la sangre caiga,
quien
sabe, hasta mañana.
Y
el llanto canta
hasta
bien entrada la madrugada.
Silencia
a los demonios,
que
se adentran en tus sueños.
No
les dejes alzar el vuelo,
hazlos
prisioneros.
Sientes
los grilletes,
clavarse
sobre tus sienes.
Recuerda
esa sensación,
de
ser uno más entre el montón.
Tómalo
o déjalo,
¿es
realmente la cuestión?
No
hay nada más malo,
que
el sabor de la decepción.
Con
los versos deshechos
de
tinta ensuciados…
Terminamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario