Y me
imagino entre sus brazos, recostada, oyendo sus fervientes latidos… y me
pregunto si alguna vez se acabará.
Si esos ojos verdosos algún día me abandonarán, si sus
labios borrarán los míos con otros. Si los trazos de mis dedos sobre su cuerpo desaparecerán.
Tengo miedo a perderle, pero no sólo a él, sino a todo lo
que ha traído consigo. Las sonrisas, la felicidad…el amor. Porque es amor; ese
deseo de despertarte en su cama, confusa, somnolienta y despeinada. Ese vuelco
de corazón cuando buscas su mirada entre la multitud y esas sonrisas mientras
nos miramos, embelesados, preguntándonos: “¿Qué haría yo sin ti?”
Compartir tus miedos, obligaciones y responsabilidades
con él te hace más fuerte, te permite conservar las ganas de seguir luchando
contra el mundo.
Las palabras de aliento, de cariño; tus manos sobre sus
mejillas, limpiando sus lágrimas de impotencia y decepción. Los te quiero no
dichos con palabras, porque no son necesarios.
No puedo evitar sonreír cuando pienso en el porvenir.
¿qué será de ti y de mí? ¿Me amarás o te habrás cansado de mí?
Podré tener el mundo bajo mis pies o hallarme bajo
él, aplastada por su peso.
No me desagrada pensar en una vida entera junto a ti,
adoro esa idea. Llegar a lo más alto contigo a mi lado, compartir nuevas
experiencias y superar los obstáculos que la vida nos ponga, de tu mano.
Eso es amor, y quiero sentirlo, poseerlo, mantenerlo en
mi memoria hasta el fin de mis días. Es un tira y afloja constante… y yo no
tengo fuerza alguna. Así que necesito que tires fuerte de la cuerda.
¿Juegas
conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario