Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

martes, 1 de octubre de 2013

Precipicio.


Luz en la oscuridad. Los últimos fulgores antes de que anochezca despiden el día. Uno más entre tantos. Sin nada nuevo, un acorde más en una canción triste.

El viento zarandea las ramas, las hojas… del desvencijado níspero. Sus frutos yacen sobre el suelo, desechos, pasados… rotos sin más. Con frío desde la ventana suspira en busca de algo con lo que taparse, las lágrimas convulsionan su cuerpo. 

Se siente tan pequeña, tan inerte, sin fuerzas… ni siquiera las ganas de escribir; esas que recorren sus venas por mucho que intente controlarlas, se han quedado con ella.

 Hundida cuando no hay nada que le haga querer seguir hacia delante y no sabe cómo detener esa Angustia que cada día la invade más y más.

Jugando cerca del precipicio, con su límite que es frágil e invisible sabe que algo no acabará bien.

Pero no le importa porque el dolor sigue inmerso en ella, reflejándose sobre su piel junto a la luz del sol. 

Entre tus lunares y cicatrices de guerra.


Mantén el equilibrio y no te caigas. Nadie querrá arreglar a un desperdicio como tú.

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