Las sonrisas fingidas y los “estoy bien” cuando estás a
punto de derrumbarte. Las tardes de estudio en las que tu mente es colapsada
para no pensar, para no tener tiempo a analizar que es lo que va mal e
intentarlo cambiar.
Los intentos de superarte cada día más y sonreír hasta
desfallecer, chica debiste ser actriz….
Y no puedes permitirte el lujo de ser sincera porque a
nadie le importa lo que sientes, lo que eres… están acostumbrados a lo que ven.
A una chica siempre dispuesta a ayudar, a sacar una sonrisa a los demás, una
muchacha alegre y dispuesta a afrontar lo que sea. Madura y responsable. Adicta
al trabajo y sensata.
Y sin embargo aunque seas ese modelo a seguir del que
tanto se enorgullecen sabes que no lo estás haciendo bien. No, algo falla.
Si esas ganas de llorar siguen ahí, si sigues
auto-lastimándote para sentir Vida, si continúas escaqueándote de la comida
todas las veces que te es posible…. Significa que nada ha cambiado.
Pero ellos no pueden saberlo, tienes que seguir hacia
delante sea como sea, aunque te rompas, aunque te entierre el camino en el
intento. Es tu deber.
Continuar con la sonrisa y sacar ganas de vivir de donde
sea, cuidarla y protegerla hasta el fin de tus días.
Poner la coraza a tu
corazón y la máscara a tu rostro.
No soy una muñeca de porcelana, lloro y me rompo, sin
importar las consecuencias. Solo soy un conjunto de trozos mal pegados que no
encajan entre sí y que nadie puede arreglar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario