Rêves de Papier et Cauchemars d'Acier.

miércoles, 9 de abril de 2014

Desorden mental.



-No te juzgo, sé lo que sientes, simplemente estoy aquí para lo que necesites, siempre.”

¿Por qué lo demás no podían ser cómo él?, ¿Por qué no entendían lo que estaba pasando detrás de aquel rostro? Cómo su cordura se tambaleaba, como aquellos a quienes consideraba una parte esencial de su mundo se estaba alejando sin importarles el dolor que dejaban con su huida.

Quizás así fuese la vida, y lo entendía, pero eso no implicaba que no le doliese. Porque se sentía extremadamente sola, y ellos, los causantes, lo sabían. 

No le sorprendía, no debía confiar en nadie. Lo tendría en cuenta para la próxima vez, si había próxima vez. El caso es que no sabía cómo actuar, no sabía si ser completamente fiel a sus principios y que se jodieran el resto (aunque ella también resultara herida) o simplemente ceder por el bien de todos… ¡A la mierda el bien de todos! ¡Estaba hasta la p… de ser la niña buena, educada, madura, responsable y coherente!

Todos podían ser viscerales, alocados, ingenuos e incluso  estúpidos, pero si a ella se le ocurría no comerse su orgullo y mostrarse altiva, era una fría, seca y calculadora borde.


No me juzgues y entonces, algún día, podrás saber quién soy.

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